Del Comentario
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y Ia primera tierra pasaron, y el mar ya no existía mas. (Apocalipsis 21:1)
La frase kai eidon ([Y] Vi) se emplea en todo Apocalipsis para indicar secuencia cronológica (cp. 6:1, 2, 5, 8, 12; 7:2; 8:2, 13; 9:1; 10:1; 13:1, 11; 14:1, 6, 14; 15:1; 16:13; 17:3; 19:11, 17, 19; 20:1, 4, 11). Ha presentado cada uno de los acontecimientos culminantes comenzando con la venida del Señor Jesucristo en 19:11. Cuando comienza el capítulo 21, todos los pecadores de todas las épocas, así como Satanás y sus demonios, han sido condenados al lago de fuego (20:10-15). Con todos los hombres y ángeles impíos desterrados para siempre y el presente universo destruido (20:11), Dios creará un nuevo reino donde los redimidos y los santos ángeles moren por siempre.
La frase un cielo nuevo y una tierra nueva se deriva de dos pasajes en Isaías. En Isaías 65:17, Dios declaró: "Porque he aquí que Yo crearé nuevas cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento". En Isaías 66:22 añadió: "'Porque como los cielos nuevas y la nueva tierra que Yo hago permanecerán delante de Mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre". Lo que profetizó Isaías es ahora una realidad en la visión de Juan.
Kainos (nuevo) no significa nuevo en un sentido cronológico, sino nuevo en un sentido cualitativo. El cielo nuevo y Ia tierra nueva no sucederán simplemente al universo actual en secuencia cronológica; será algo completamente nuevo, original, nunca antes visto. Dios debe crear un cielo nuevo y una tierra nueva porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. Dios creó originalmente la tierra adecuada para ser la morada permanente de la humanidad. Sin embargo, la entrada del pecado, corrompió la tierra y el universo; y Dios los destruirá (cp. 20:11). A lo que la tierra se enfrentará no es a un holocausto nuclear o ecológico, sino al juicio divino.
El Antiguo Testamento describe la contaminación y destrucción del universo actual. Job 15:15 declara que "ni aun los cielos son limpios delante de Sus ojos". Isaías 24:5 añade: "la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno". El salmista escribe: "Desde el principio Tu fundaste la tierra, y los cielos son obra de Tus manos. Ellos perecerán, mas Tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados" (Sal. 102:25- 26). El Señor Jesucristo confirmó esta enseñanza del Antiguo Testamente cuando declaró: "El cielo y la tierra pasarán" (Lc. 21:33).
El primer indicio de como serán el cielo nuevo y la tierra nueva nos llega en la observación de Juan de que el mar ya no existirá mas. Este será un cambio sorprendente para la tierra actual, que tiene cerca de tres cuartas partes cubiertas por agua. El mar es emblemático del medio ambiente actual que tiene como base el agua. Toda la vida en la tierra depende del agua para su subsistencia; y la tierra es el único lugar que se conoce en el universo con agua suficiente para sostener la vida. Pero el cuerpo glorificado de los creyentes no requerirá de agua, a diferencia del cuerpo humano actual, cuya sangre es un 90 por ciento agua y cuyo cuerpo es un 65 por ciento agua. Así que, el cielo nuevo y la tierra nueva estarán basados en un principio de vida completamente diferente del que muestra el universo actual. Habrá un río en el cielo, no de agua, sino de "agua de vida" (22:1, 17). Sin el mar, no habrá ciclo hidrológico, de modo que todas las características de la vida y del clima serán totalmente distintas.
Desde una perspectiva metafórica, los comentaristas han visto la ausencia del mar como simbólico de la ausencia de la maldad. Robert L. Thomas resume:
Es más justificable ver este vado como representando una arquetípica connotación en el mar (cp. 13:1; 20:13), un principio de desorden, violencia o inquietud que caracteriza la vieja creación (cp. Is. 57:20; Sal. 107:25-28; Ez. 28:8)... No es que el mar sea malo en sí, sino que su aspecto es de hostilidad a la humanidad. Por ejemplo, el mar sirvió de guardia a Juan en su prisión en Patmos, separado de las iglesias de Asia...El mar fue el primero de los siete flagelos que Juan vio que no existirían más, siendo los otros seis la muerte, el duelo, el llanto, el dolor (21:4), la maldición (22:3) y la noche (21:25; 22:5). (Revelation 8- 22: An Exegetical Commentary [Apocalipsis 8-22: Un comentario exegético] [Chicago: Moody, 1995], 440)
Pgs. 262 – 263