Del Comentario
Durante el segundo discurso de despedida de Jesús a Sus discípulos Él dijo: "Y cuando Él [el Espíritu Santo] venga, convencerá al mundo de pecado" (Jn. 16:8). El pecado del que convencerá a los hombres es el pecado de no creer en Jesucristo (v. 9). Ese es el pecado de separación, el pecado que ocasiona y refleja la alienación del hombre frente a Dios. Es el pecado de no aceptar a Dios como Dios y a Cristo como Salvador, el pecado de rechazo. No se trata de actos o declaraciones particulares de rechazo sino la esfera de rechazo en la que existen los no salvos y les mantiene separados de Dios. Ese es el estado de muerte espiritual, la condición de los seres humanos que están muertos en... delitos y pecados.
En la condición de muerte espiritual, la única manera de andar o de vivir que una persona puede tener es siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Kosmos (mundo) no representa aquí simplemente la creación física sino el orden de cosas propio del mundo, el sistema mundano de valores y la manera de hacer las cosas en el mundo, la corriente de este mundo. Como Pablo deja en claro, la corriente de este mundo sigue el liderazgo y designio de Satanás, el príncipe de la potestad del aire.
Lo que llamamos con frecuencia "el espíritu de la época" refleja esa corriente o tendencia general de este mundo, una corriente en la cual los hombres mantienen un acuerdo básico acerca de lo que es correcto e incorrecto, valioso y carente de valor, importante e irrelevante, etc. Los hombres pecadores tienen muchas ideas y normas diferentes, pero están en acuerdo total en el sentido de que la operación conjunta de las cosas propias de este mundo es más importante que la perspectiva divina de Dios. En este marco básico y global del mundo, todos tienen una sola mentalidad. Trabajan con resolución para alcanzar las metas y realizar los valores de su sistema, aunque desafíen a Dios y siempre les lleve a la autodestrucción. Los pecadores son persistentes en su rechazo y cuanto peor sea su sistema, mayores serán sus intentos para tratar de justificarlo y condenar a quienes pronuncian la Palabra de Dios en su contra. Son de una sola mente porque tienen un líder y señor común, el príncipe de la potestad del aire. Satanás es ahora el "príncipe de este mundo", y hasta que el Señor le eche fuera (Jn. 12:31) seguirá actuando como tal. La potestad [o autoridad] del aire es una referencia a las hordas de demonios de Satanás que existen en la esfera celeste. Pablo tiene esto en mente en Efesios 6:12, donde advierte acerca de "huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Durante el tiempo presente él y su hueste demoníaca dominan, presionan y controlan a toda persona que no sea salva. Es la personificación de la muerte espiritual porque es la personificación de la rebelión en contra de Dios, y así también es el sistema que ha forjado.
Los tres elementos que más caracterizan el sistema actual de este mundo son humanismo, materialismo y sexo ilícito. El humanismo coloca al hombre por encima de todo lo demás. El hombre es la medida y el fin de todas las cosas. Cada hombre es su propio jefe, su propia norma de rectitud y su propia fuente de autoridad. En resumen, cada hombre es su propio dios. El materialismo atribuye un alto valor a cosas físicas, en especial el dinero porque es el medio para adquirir todas las demás cosas físicas. La perversión sexual domina la sociedad occidental moderna como no ha dominado a otras sociedades desde los períodos más envilecidos de las antiguas Grecia y Roma. Al lado de la apelación humanista al interés egoísta y la apelación materialista al engrandecimiento individual, la corrupción sexual se utiliza para fomentar y persuadir prácticamente en todos los campos de la mercadotecnia a partir de la indulgencia en todos los apetitos de la carne. Ese triunvirato representa el espíritu de nuestra época y la corriente actual de este mundo.
Satanás es elarchon, el príncipe que gobierna sobre este sistema del mundo. No es que necesariamente todas las personas no salvas tengan a Satanás en su interior todo el tiempo o estén poseídas por demonios, pero tanto de manera consciente como inconsciente, están sujetas a la influencia de Satanás. Puesto que participan de su naturaleza de pecaminosidad y existen en la misma esfera de rebelión contra Dios, responden de manera natural a su dirección y a la influencia de sus demonios. Se encuentran sintonizados en la misma longitud de onda espiritual.
Al igual que el mundo, el aire sobre el que Satanás tiene potestad y control representa la esfera donde se movilizan los demonios. Aire puede utilizarse aquí en sentido metafórico, como cuando hablamos de un "aire de expectación". En este contexto mundo y aire serían casi sinónimos porque ambos representan un reino, una esfera o campo de acción e influencia. En ese caso sería una referencia al campo de las ideas, las creencias y las convicciones sobre las que Satanás opera en la actualidad como príncipe. Sin embargo, no es lo que Pablo tiene en mente aquí o en 6:12. Está pensando más bien en el hecho de que Satanás gobierna sobre la potestad (los demonios) que ocupan el aire (la esfera celeste alrededor de la tierra). Los hombres no son libres e independientes, sino que son objeto de un dominio total por parte de las huestes del infierno.