Del Comentario
Volvió, pues, Jesús a decirles: “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de Mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:7-10)
Puesto que los líderes religiosos no entendieron la primera alegoría, volvió, pues, Jesús a decirles: “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas”. A veces el pastor duerme a la intemperie del redil para cuidar a las ovejas. Nadie puede entrar o salir sino a través de él. En la metáfora de Jesús, Él es la puerta a través de la cual las ovejas entran a la seguridad del redil divino y salen a los pastos ricos de Su bendición. Por medio de Él, los pecadores perdidos pueden acercarse al Padre y apropiarse de la salvación que Él les da; solo Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por [Él]” (14:6; cp. Hch. 4:12; 1 Co. 1:30; 3:11; 1 Ti. 2:5). Solo Jesús es la fuente verdadera del conocimiento de Dios y la salvación, la base de la seguridad espiritual.
La aseveración del Señor —“Todos los que antes de Mí vinieron, ladrones son y salteadores”— por supuesto, no incluye a los verdaderos líderes espirituales de Israel (tales como Moisés, Josué, David, Salomón, Esdras, Nehemías, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, entre otros). Jesús se refería a los falsos pastores de Israel: sus reyes impíos, sus sacerdotes corruptos, sus falsos profetas y sus falsos mesías. Sin embargo, las ovejas verdaderas no los oyeron; no les prestaron atención y no se extraviaron por ellos (véase la explicación anterior de los vv. 4 y 5).
Entonces, Jesús reiteró la verdad vital del versículo 7: “Yo soy la puerta”. Y añadió la promesa: “El que por Mí entrare, será salvo” del pecado y del infierno. Las ovejas de Cristo experimentarán el amor, el perdón y la salvación divinos; entrarán y saldrán con libertad; siempre teniendo acceso a la bendición y protección de Dios; y nunca temiéndole al daño o al peligro. Hallarán pastos apacibles en tanto el Señor los alimenta (cp. Sal. 23:1-3; Ez. 34:15) en su Palabra (cp. Hch. 20:32). En contraste completo con los falsos pastores y ladrones que, como su padre el diablo (8:44), solo vienen para hurtar y matar y destruir a las ovejas, Jesús vino para que tengan vida espiritual y eterna (cp. Jn. 5:21; 6:33, 51-53, 57; Ro. 6:4; Gá. 2:20; Ef. 2:1, 5; Col. 2:13) y para que la tengan en abundancia. Perisos (en abundancia) describe algo que va mucho más allá de lo necesario. El regalo incomparable de la vida eterna excede toda expectativa (cp. Jn. 4:10; con 7:38; véase también Ro. 8:32; 2 Co. 9:15).
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