Del Comentario
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe. (Romanos 12:6)
Los dones espirituales mencionados en el Nuevo Testamento y primordialmente en Romanos 12 y 1 Corintios 12, se pueden clasificar en tres categorías: señales, proclamación y servicio. Antes que el Nuevo Testamento fuera escrito, los hombres no contaban con parámetros para juzgar la veracidad de alguna persona que predicara, enseñara o testificara en el nombre de Cristo. Los dones de señales autenticaron la enseñanza de los apóstoles, que a su vez era la medida y el criterio para evaluar todas las demás enseñanzas, razón por la cual estos dones cesaron después que los apóstoles murieron, y es probable que aun antes de su muerte. "Las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia", explicó Pablo a la iglesia de los corintios, "por señales, prodigios y milagros" (2 Co. 12:12). El escritor de Hebreos ofrece más revelación en cuanto al propósito de estos dones especiales: "La cual [palabra del evangelio], habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad" (He. 2:3-4). Incluso durante los inicios del ministerio terrenal de Jesús, los apóstoles "saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían" (Mr. 16:20).
Primera Corintios se escribió cerca del año 54 d.C. y Romanos unos cuatro años después. Es importante notar que ninguno de los dones de señales mencionados en 1 Corintios 12:9-10, a saber, los dones de sanidad, milagros, hablar en lenguas e interpretación de lenguas, se encuentra en Romanos 12. Los otros dos pasajes del Nuevo Testamento que mencionan los dones espirituales (Ef. 4:7, 11; 1 P. 4:10-11) fueron escritos varios anos después de Romanos, y al igual que esa epístola, no hacen mención de los dones de señales. Pedro menciona de manera específica las categorías de dones de proclamación y servicio ("si alguno habla" y "si alguno ministra", v. 11), pero no alude a la categoría de los dones de señales ni da un ejemplo de su uso.
Por lo tanto, parece evidente que Pablo no mencionó los dones de señales en Romanos porque su lugar en la iglesia estaba llegando a su fin. Habían pertenecido a un tiempo único e irrepetible en la vida de la iglesia y no tendrían un lugar permanente en su ministerio continuo y regular. Por ende, es significativo que todos los siete dones mencionados en Romanos 12:6-8 estén dentro de las categorías de proclamación y servicio.
También es importante advertir que en 1Corintios 12, Pablo emplea el término pneumatikos (v. 1, lit. "espirituales") para describir los dones específicos recibidos por otorgamiento divino que se mencionan en los versículos 8-10. Él explica que "hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo" (v. 4), y que "todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere" (v. 11).
Sin embargo, en Romanos 12 el apóstol emplea el término charisma (dones) que se deriva de charis (gracia). En 1 Corintios, Pablo hace énfasis en la naturaleza y autoridad de los dones como concesiones espirituales investidas de poder por el Espíritu Santo. En Romanos él solo hace énfasis en su fuente, que es la gracia de Dios.
Pablo introduce esta lista de dones hacienda referencia a la unidad en la diversidad, una realidad espiritual que acaba de acentuar en los versículos 4-5. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada. La palabra diferentes aquí se relaciona con la diversidad, y gracia tiene que ver con la unidad. Bajo la gracia soberana de Dios cuyos beneficios reciben todos los creyentes en común, todos tenemos diferentes dones, según las formas específicas como Él nos equipa con dones a cada uno como individuos. Así como el versículo 3 no se refiere a la fe que salva, el versículo 6 no se refiere a la gracia de salvación. Pablo está hablando a personas que ya han depositado su confianza en Cristo y se han convertido en hijos de Dios. El apóstol explica a los hijos de Dios que deben conducirse en todo "conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" (v. 3), y que han sido capacitados por Él con diferentes dones, según la gracia que ha sido dada a cada uno. Gracia es el favor de Dios, una bondad inmerecida que recibimos de su parte, que es la única fuente de todas las capacidades y facultades espirituales. Estas cosas no pueden ganarse o merecerse, de lo contrario no se podrían recibir por gracia. Además, la gracia es soberana porque solo Dios es quien elige cual don recibe cada uno de sus hijos. Por lo tanto, cada creyente debe ejercer sus dones conforme a esa gracia específica.
El prolífico escritor puritano John Owen decía que los dones espirituales son aquellas gracias y capacidades divinas sin las cuales la iglesia no puede subsistir en el mundo, y los cristianos no podrían ser tan útiles entre ellos y para el resto de la humanidad como deben serlo para la gloria de Cristo. Los dones son los poderes del mundo por venir, aquellas operaciones efectivas del poder de Cristo por medio de las cuales se edificó su reino y es preservado (véase The Holy Spirit [Grand Rapids: Kregel, s.f.]).
Aunque es obvio que debemos prestar atención a nuestro don, nunca podemos ejercerlo con fidelidad si nos enfocamos en el don mismo. Cada uno de los dones puede ser usado al máximo por el Señor solo cuando "nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somas transformados de gloria en gloria en la misma imagen como por el Espíritu del Señor" (2 Co. 3:18). Podemos servir a Cristo solo a medida que seamos más semejantes a Cristo; podemos ejercer los dones del Espíritu solo cuando nos hemos presentado a nosotros mismos como sacrificios vivos y nos sometemos a su obra de transformación y santificación continuas en nuestra vida.
Pg. 180-190