Del Comentario
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad. (6:14a)
El soldado romano siempre llevaba puesta una túnica, una cubierta exterior que servía como su prenda básica. Por lo general, se elaboraba a partir de un pedazo grande y cuadrado de tela con aberturas para la cabeza y los brazos. Cubría con soltura la mayor parte del cuerpo del soldado; y como la parte más intensa del combate antiguo era mano a mano y cuerpo a cuerpo, una túnica suelta era un impedimento y hasta un peligro potencial. Por ese motivo, antes de la batalla, era fijada con esmero al cuerpo bajo un cinturón grueso y pesado de cuero que mantenía ceñidos los lomos de los soldados.
El ciudadano común y corriente del cercano oriente tenía que resolver un problema similar con su manto. Siempre que estaba apresurado o tenía trabajo pesado que hacer, o bien se quitaba el manto o lo ceñía alrededor de su cintura. AI preparar Dios a los hijos de Israel para comer la cena de la Pascua antes de sacarlos de Egipto, instruyó a Moisés para que les dijera: "Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová" (Ex. 12:11). Con relación a Su segunda venida, Jesús nos dice en sentido literal: "Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas" (Lc. 12:35). Pedro empleó la misma expresión cuando dijo: "Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado" (1 P. 1:13). Ceñir los lomos era un síntoma de presteza y preparación; y el soldado que era serio en cuanto a la guerra siempre se aseguraba de mantener su túnica ceñida con firmeza a su cuerpo con el cinto.
El cinto que mantiene ceñidos a los creyentes y demuestra su apresto para la guerra es la verdad. Aletheia (verdad) se refiere básicamente al contenido de aquello que es cierto y conforme a la realidad. El contenido de la verdad de Dios es en absoluto esencial para el creyente en su batalla contra las estratagemas de Satanás. Sin conocimiento de la enseñanza bíblica, está sujeto, como el apóstol ya lo ha indicado, a ser "llevado por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (4:14). En su primera carta a Timoteo, Pablo advierte que "el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Ti. 4:1). Las "doctrinas de demonios" enseñadas en sectas y religiones falsas tienen su origen en los "espíritus engañadores" que Pablo llama en Efesios "principados... potestades... gobernadores de las tinieblas de este siglo... [y] huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (6:12). Estas tretas falsas de Satanás solo pueden contrarrestarse con éxito por medio de la verdad de la Palabra de Dios.
Por otro lado, aletheia (verdad) también puede hacer referencia a la actitud propia de una persona veraz. No solo representa la exactitud de verdades específicas sino la cualidad misma de veracidad. Ese parece ser el significado básico que Pablo tiene en mente aquí. El cristiano debe ceñirse con una actitud de veracidad total.
Por ende, ser ceñidos... con la Verdad es algo que muestra una actitud de presteza y de compromiso genuino. Es la marca del creyente sincero que abandona la hipocresía y el fingimiento. Todo estorbo que pueda obstaculizar su trabajo para el Señor es recogido y metido en su cinto de veracidad, para que no impida el paso a la victoria. Así como el corredor serio se quita cualquier prenda innecesaria antes de la carrera (He. 12:1), el soldado serio amarra con firmeza todo pedazo suelto de su vestimenta antes de entrar en la batalla.
Cuánto más importante es el apresto y la preparación del cristiano cuando se enfrenta a las fuerzas de Satanás. "Ninguno que milita", dice Pablo, "se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a Aquel que lo tomó por soldado" (2 Ti. 2:4). Es triste que tantos cristianos se sientan complacidos dejando que las "túnicas" de sus preocupaciones y quehaceres cotidianos sean un estorbo constante a su alrededor que interfiere todo el tiempo con su fidelidad y utilidad para con el Señor, dando así al diablo todas las oportunidades para enredarlos y derrotarlos con sus propios hábitos e intereses inmaduros.
Yo creo que estar ceñidos... con la verdad tiene que ver ante todo con la autodisciplina y el compromiso total. El cristiano comprometido es el que en verdad está preparado, al igual que el soldado comprometido y el atleta comprometido. Se dice con frecuencia que ganar en la guerra y en los deportes es el resultado directo de un deseo genuino que conduce a la preparación cuidadosa y el esfuerzo máximo. Es el ejército o el equipo que desea con mayor intensidad la victoria el que tiene la mayor probabilidad de obtenerla, aun si todo lo demás está en su contra.
Si los atletas se dedican y disciplinan de tal modo que tengan la posibilidad relativa de ganar una carrera y "recibir una corona corruptible", ¿cuánto más debemos los creyentes en Jesucristo dedicarnos y disciplinarnos a ganar con absoluta certeza en nuestra lucha contra Satanás y recibir una corona "incorruptible" de Dios (1 Co. 9:25)?
Estar ceñidos... con la Verdad consiste en ser renovados en la mente a fin de que podamos comprobar "cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Ro. 12:2). Cuando la mente es renovada en compromiso pleno a la verdad de Dios, el soldado cristiano es investido de poder para convertirse en "sacrificio vivo, santo" que agrada a Dios y que es el "culto racional" del creyente (v. 1). En muchos sentidos, es más difícil y más exigente ser un sacrificio vivo que uno muerto. Morir quemado en la hoguera por causa de la fe sería doloroso, pero es algo que termina en poco tiempo. Llevar toda una vida de obediencia fiel también puede ser doloroso en ocasiones; y demanda constancia y tenacidad todo el tiempo. Requiere un poder permanente que solo puede ser suministrado por el compromiso continuo y total con el Señor. Demanda que el amor "abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" (Fil. 1:9-11). Es necesario que el amor, el conocimiento y el entendimiento de Dios crezcan siempre en nosotros; y cuando crecen, también aumenta nuestro compromiso con el Señor para tener excelencia en todas las cosas, siendo la meta máxima la gloria y alabanza de Dios.
Contentarse con la mediocridad, el letargo, la indiferencia y el desgano es dar la espalda a la protección de la armadura que provee el cinto de la verdad de Dios; y quedar expuestos a las asechanzas de Satanás.